sábado, 24 de noviembre de 2012

LA PEDRADA EN EL OJO (POR ALBERTO BOUTELLIER)



Queridos amigos: Por si os apetece, os dejo el artículo que hoy cuelgo en Faceboock. Un abrazo. Alberto


Todos los días al despertar sintonizo la radio y me llevo instintivamente las manos a los ojos. Es un acto reflejo de mi subconsciente y parece que de esa forma me protejo de la nueva pedrada con que me amenazan  desde los poderes públicos.

Estoy convencido de que no hay que tocar lo que funciona, y también, de que hay que renovarse o morir. Como siempre en el término medio está la virtud, pero tras las medidas recientes del gobierno español, y no entro en condicionantes externos ni en herencias, está claro que lo menos que debemos exigir los gobernados, es que no se tomen decisiones a impulsos, y mucho menos, si éstas pueden desencadenar serios perjuicios.

Está claro que detrás de cada medida solo hay un objetivo económico y no se atiende en absoluto las repercusiones sociales y, en el más puro estilo Gaussiano, la campana se estrecha tanto, que en lugar de campana se transforma en un “pirulí” donde solo sobreviven, y cada vez mejor, las élites de la especulación y las atornilladas sanguijuelas políticas que viven de nuestras cada vez más exigüas economías.

Dos ejemplos: Bajo la apariencia de proteger nuestra integridad, se realiza una fuerte inversión en radares de carretera. Resultado: mayor recaudación, y la Guardia Civil que no actúa como figura disuasoria, sino como fantasmagórica imagen agazapada que aparece tras un seto para meternos la mano en la cartera.

El segundo ejemplo es de ayer: Se acabó la justicia gratuita. Antes existía una justicia para ricos y otra para pobres; me explico: el granuja que cometía un delito, si era rico, tenía una gran defensa y probablemente quedaba en situación de poder seguir campando. Podía promover tantas querellas como quisiera contra todo lo que se moviese. Ahora seguirá haciéndolo porque su dinero se lo permite.

El común de los ciudadanos, cada vez más pobres y los pobres pobrísimos, nos quedamos sin la posibilidad siquiera de solicitar un procedimiento monitorio. Resultado: mayor recaudación y mayor indefensión para el pobre propietario de un piso cuyo inquilino no le paga el alquiler, el autónomo al que no le abonan una factura de 300 euros, el injuriado que debe tragarse la injuria; ¿quién va a demandar a alguien porque le llamen “hijo de puta”? tendrá que convivir con ese estigma o rascarse el bolsillo para lavar su honor y su estirpe. ¿A quién satisface esta medida?

Por lo que percibo, ni a Jueces, funcionarios, abogados, procuradores, a nadie en el mundo de la justicia que se supone serían los beneficiados; solo a los señores ministros de Justicia y de Economía pasando por encima de los intereses generales de los ciudadanos. ¿No podían haberle dedicado unas horitas más a considerar las consecuencias?

Espero que como aún a la Hacienda pública no le ha dado tiempo a preparar los impresos -¡fíjense si van deprisa las decisiones!- a alguien que puede y debe, revise las consecuencias y no deje a la mayoría con el dolor de una nueva pedrada en el ojo.

martes, 20 de noviembre de 2012




Tomado de INTERECONOMÍA  7 DE MAYO 2010 


Un hombre muy poderoso

que vivía en un palacio,

rodeado por ministros

con abundantes salarios

que le reían las gracias

y celebraban su encanto,

se llamaba Zapatero

y estaba muy preocupado.




Tras años de gran bonanza

y de boom inmobiliario,

tras presumir por el mundo

de nuestro modelo patrio,

nuestra inflación, nuestro PIB

nuestra deuda con los bancos

nuestro cine, nuestro sol

nuestro fútbol estrellado

(porque cuando él gobernaba

llegó Cristiano Ronaldo

y ganamos la Eurocopa

después de pasar los cuartos

con paradón de Casillas,

sin Raúl González Blanco)

tras todo eso que menciono

(no sigo, que me atraganto)

Vinieron las vacas flacas

y con ellas, -¡al carajo!-

se fue la prosperidad,

la mariscada del sábado,

el pisito en Benidorm

y el Rolex pagado a plazos.




Así, la bolsa se hundió,

los inversores marcharon

adonde no les mintieran

ni dieran por liebre gato.



Y entonces surgió el rumor

el comentario infundado

que aunque no sea verdad,

del mismo modo hace daño.


"España está en quiebra, dicen,

pues Grecia la ha contagiado,

necesita otra inyección,

cuanto antes, de lo contrario

tememos su bancarrota

a corto o a medio plazo".



Al saber tal, ZP

furioso alzó las dos manos,

se rasgó las vestiduras

y entonces dijo clamando:

¡Soy ZP el justiciero!

El Atila de los Bancos

el Lenin de Wall Street

y de la Iglesia el Juliano.


¿Cómo se atreven los brokers

a intentar doblarme el brazo?

¡Necios especuladores,

fachas, bribones, marranos!

Oídme bien, sanguijuelas

y capitalistas varios:


España nunca se rinde


mientras yo mantenga el mando.


Saldremos de ésta unidos

si es preciso de la mano.

Ved, si no, cómo la ofrezo

a mi colega Mariano 

al que veré en La Moncloa

para preparar un pacto

sin meternos en recortes

ni reducir funcionarios.




Tras su anuncio vehemente

y taxativo alegato

sonó el teléfono, y era

la inconfundible Salgado.



¿Qué tal estás, Elenita?

-contestó Zapatero, ufano-


¿Me has visto en televisión

portándome como un bravo

y parándole los pies

a todos esos bastardos?




Sí lo he visto, presidente,

-dijo la vice del ramo

que llaman Economía-

Justo por eso te llamo:

Eres un crack, José Luis,

fulminante, como un rayo:

en cuanto has dejado de hablar

se han hundido los mercados.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Y DALE, CON LOS CATALANES





Leo en un periódico catalán, que por lo visto está acomplejado por el tema español, que no les da miedo perder los derechos a ser “no europeos” y que el número, aunque sea por una décima les da el derecho a los separatistas a independizarse les guste o no a los demás. El cortijo es de los que son más numerosos. Pero ¿quién ha inventado semejante absurdo?¿quién ha inventado semejante atrocidad?

Parece ser, que ven muy adecuado que una pequeña o gran diferencia les dé el derecho a obligar a los que no comulgan con sus tesis o sinrazones. Se tiene que hacer por las buenas o por las malas. Por las buenas no puede hacerse.

Por las malas, ese delirio independentista puede salir muy caro para todos, de manera que después no cabe decir “yo pasaba por allí” “aquí la puse” y otras majaderías semejantes; y esto cuando la paz y la cooperación se haya ido por el arrollo de la arrogancia y la locura.

No tengo inconveniente en vivir, como lo hago, en el Reino de Granada si vamos a volver a las sangrientas orgías fronterizas. Por lo mismo, los musulmanes tendrían derecho a “Al Andalus”, que ya detentaron en siglos anteriores. Y ya más lejos a Roma, pues tuvo muchos siglos el dominio de Hispania contra los cartagineses y otros. Y eso comprende a Cataluña, chiquillos locos.

¿Pero que puñeta es esto? ¿Qué demonios son los que entran a producir la desbandada que nadie permitiría, aunque en ello hubiera que emplear la fuerza? Como decía un cabreado hace poco: “lo que hay que hacer es darles la independencia y después invadirlos”. “Y ya que la cosa está mala, pues después de de perdíos, al río”.

Ni lo uno, ni lo otro; es vergonzoso que después de dos o más terribles guerras en las que produjeron apocalípticas hecatombes, no hayamos aprendido el valor de la paz y la unidad. ¿Es que es necesario imponerlas a base de dictadura? ¿Es que no sabemos disfrutar la libertad? Dejan a los musulmanes, y rechazan a los sudamericanos que hablan español. El caballo de Troya. ¡Imbéciles! ¿O creéis que los vais a domeñar? ¿Quien a Quien?

La primavera árabe, no ha valido la pena. Si se trataba  de cambiar de amo lo han logrado. Si de traficar con armas también.  Ahora mandan otros y de los muertos y los destrozos ¿quién me hablará? Diremos ¿Cómo se puede ser tan cruel, los unos y los otros? No nos acordamos de la guerra civil. Se quisieron imponer muchas tonterías y los otros no se consintieron.

Solo los allegados a los muertos, lisiados, casas destruidas (aquí damos importancia a los desahucios) ¿que será cuando les destrocen sus casas y sus pertenencias?  Solo hay un diagnóstico para lo que nos ocurre ¡somos idiotas!

sábado, 10 de noviembre de 2012

ESTE ES EL TINGLADO DE LA ANTIGUA FARSA


 



Bueno, pues como ya pronostiqué se habla ya de cañones y guerra. Cataluña, propiedad del presidente Mas y otros satélites, se subleva de grado o de fuerza. Ya tenemos la alternativa, de secesión o de guerra. Y como siempre, tengo “boca de cabra” y van saliendo mis modestas conclusiones.

Que ya faltan pocos días para la decisión final, en el sentido de que las cosas ya se precipitan y hay que tomar decisiones que pueden tener unas repercusiones terribles. En estos casos siempre hay enfrentamientos que producirán como en las manifestaciones algún “coco roto” o peor aun algún muerto, al que todos querrán sacar provecho para sus intereses.

Aquí cabe el poemilla de Machado en el que decía el buen poeta: Conversación de gitanos: ¿Cómo vamos, compadrito? Dando vueltas al atajo. Así son las cosas. O así nos las presentan.

Los catalanes están bien, capitanean España, son admirados y envidiados por muchos que desearían su prosperidad. De pronto, o es que ya se precipitan los acontecimientos, nos encontramos con que seguimos con las votaciones y las estrategias de partido. El politiqueo.

Es como si en Verdún o en el Ebro se hubieran enredado en Limoges, Madrid, Berlín o en Burgos en discusiones, cuando estaban en los momentos álgidos de las correspondientes batallas cruciales para la supervivencia de aquellas naciones o beligerantes. 

Todo ello, como si las acciones de unos y otros no tuvieran repercusiones en el mundo real, distintas de las que ellos (los políticos) viven en su mundo virtual, que consiste solo en desacreditarse unos a otros.

Es lamentable, que en lugar de unirse en asuntos de importancia y en beneficio de los ciudadanos, se enzarcen en discusiones bizantinas, se vulnere a ley por activa o por pasiva, se haga dejación de obligaciones y de responsabilidades, de tal modo que se llegue a robar ¡de una comisaría! droga en cantidades de alijo.

Seria cosa de risa, si no estuviésemos inmersos en un maremagno de barbaridades y despropósitos, como nunca he visto en mis ya largos años de vida. Antes se obligaba al orden, mientras que ahora se obliga al desorden bien por acción o por omisión. ¿Con Franco? Muchísimo mejor. Por lo menos para mí. Sin meterme a redentor, vivía en mi trabajo y en mis asuntos y a nadie he temido nunca. A mí no me da ninguna vergüenza decir lo que siento.

Acabaremos de mala manera y después nos echaremos la culpa unos a otros, pero los perjuicios ya se habrán producido. Y si por ahora solo son unos pocos copos de nieve ¿Qué será en la Sierra? Quiero decir que esto explotará y quizás echemos de menos lo que ahora tenemos. Sea lo que Dios quiera, para hacernos conocer lo bien que vivimos los españoles

Aunque yo no me distinga precisamente por el dinero, la paz y la alegría se pueden perder, mala cosa es terminar con un pucherazo o cosa similar y, adiós a la paz y al orden libre que tengamos ahora, y que tan de forma insensata despreciamos. Yo viví los bombardeos, y no me parece deseable que otra vez tenga que verlos.

Cabe la frase del que disconforme con esta “feria de las vanidades” y tal cúmulo de farsantes, que diría D. Pio Baroja.  Y D. Jacinto Benavente escribió en su obra "Los intereses creados", obra que le valió el Nobel de literatura. Este es el tinglado de la antigua farsa. Y lo es. Una farsa que olvida que las farsas a veces terminan a palos de unos contra otros, o como en la discoteca de Madrid donde no había ni orden ni paz.

 Hemos despreciado a Dios, y mucha gente no ha visto, ni siquiera ha oído, hablar de las sevicias que la guerra y las enemistades traen a los humanos que han despreciado la ley de Dios, cuando ella es la que puede dirigir el camino de hombres, mujeres y naciones.