sábado, 10 de noviembre de 2012

ESTE ES EL TINGLADO DE LA ANTIGUA FARSA


 



Bueno, pues como ya pronostiqué se habla ya de cañones y guerra. Cataluña, propiedad del presidente Mas y otros satélites, se subleva de grado o de fuerza. Ya tenemos la alternativa, de secesión o de guerra. Y como siempre, tengo “boca de cabra” y van saliendo mis modestas conclusiones.

Que ya faltan pocos días para la decisión final, en el sentido de que las cosas ya se precipitan y hay que tomar decisiones que pueden tener unas repercusiones terribles. En estos casos siempre hay enfrentamientos que producirán como en las manifestaciones algún “coco roto” o peor aun algún muerto, al que todos querrán sacar provecho para sus intereses.

Aquí cabe el poemilla de Machado en el que decía el buen poeta: Conversación de gitanos: ¿Cómo vamos, compadrito? Dando vueltas al atajo. Así son las cosas. O así nos las presentan.

Los catalanes están bien, capitanean España, son admirados y envidiados por muchos que desearían su prosperidad. De pronto, o es que ya se precipitan los acontecimientos, nos encontramos con que seguimos con las votaciones y las estrategias de partido. El politiqueo.

Es como si en Verdún o en el Ebro se hubieran enredado en Limoges, Madrid, Berlín o en Burgos en discusiones, cuando estaban en los momentos álgidos de las correspondientes batallas cruciales para la supervivencia de aquellas naciones o beligerantes. 

Todo ello, como si las acciones de unos y otros no tuvieran repercusiones en el mundo real, distintas de las que ellos (los políticos) viven en su mundo virtual, que consiste solo en desacreditarse unos a otros.

Es lamentable, que en lugar de unirse en asuntos de importancia y en beneficio de los ciudadanos, se enzarcen en discusiones bizantinas, se vulnere a ley por activa o por pasiva, se haga dejación de obligaciones y de responsabilidades, de tal modo que se llegue a robar ¡de una comisaría! droga en cantidades de alijo.

Seria cosa de risa, si no estuviésemos inmersos en un maremagno de barbaridades y despropósitos, como nunca he visto en mis ya largos años de vida. Antes se obligaba al orden, mientras que ahora se obliga al desorden bien por acción o por omisión. ¿Con Franco? Muchísimo mejor. Por lo menos para mí. Sin meterme a redentor, vivía en mi trabajo y en mis asuntos y a nadie he temido nunca. A mí no me da ninguna vergüenza decir lo que siento.

Acabaremos de mala manera y después nos echaremos la culpa unos a otros, pero los perjuicios ya se habrán producido. Y si por ahora solo son unos pocos copos de nieve ¿Qué será en la Sierra? Quiero decir que esto explotará y quizás echemos de menos lo que ahora tenemos. Sea lo que Dios quiera, para hacernos conocer lo bien que vivimos los españoles

Aunque yo no me distinga precisamente por el dinero, la paz y la alegría se pueden perder, mala cosa es terminar con un pucherazo o cosa similar y, adiós a la paz y al orden libre que tengamos ahora, y que tan de forma insensata despreciamos. Yo viví los bombardeos, y no me parece deseable que otra vez tenga que verlos.

Cabe la frase del que disconforme con esta “feria de las vanidades” y tal cúmulo de farsantes, que diría D. Pio Baroja.  Y D. Jacinto Benavente escribió en su obra "Los intereses creados", obra que le valió el Nobel de literatura. Este es el tinglado de la antigua farsa. Y lo es. Una farsa que olvida que las farsas a veces terminan a palos de unos contra otros, o como en la discoteca de Madrid donde no había ni orden ni paz.

 Hemos despreciado a Dios, y mucha gente no ha visto, ni siquiera ha oído, hablar de las sevicias que la guerra y las enemistades traen a los humanos que han despreciado la ley de Dios, cuando ella es la que puede dirigir el camino de hombres, mujeres y naciones.     

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