martes, 18 de diciembre de 2012

CORRUPCIÓN "GENERAL"




No deseo volver a los tópicos, necesariamente dolorosos para todos y sobre todo para los “ejecutados” y echados de sus viviendas, y del trafico ilegal e ilegítimo de dinero huyendo de España para engrosar las gruesas cuentas de los evasores ladrones. Es la corrupción llevada a sus más repugnantes términos públicos. Ya no queda sino restaurar la esclavitud, o enseñar a la gente a que no coma, y se allane a que comer poquito y basto es lo aconsejable para la buena salud.

Esta clase de corrupción es consecuencia de otras corrupciones mayores y por supuesto de la mayor de todas. El silencio culpable de los que por temor, todo lo legítimo que se quiera, entran en esa espiral de fango y putrefacción del país.

Es natural que si te amenazan de alguna manera, y desde el Estado se puede amenazar muy duramente, te eches atrás o te conformes con lo que te digan. Así hemos visto escándalos monumentales y “no passa nada”. Y no pasa, porque las personas responsables, amenazadas más o menos expresamente, se introducen también en el reino de la mentira y la tergiversación.

Solo al ciudadano normal se le aplica la justicia con más rigor, para dar sensación de que las cosas están duras para todos. No es verdad, porque los grandes se escapan de una manera sutil, y los ciudadanos normales sufren en sus propias carnes el peso de la corrupción.

Tenemos montones de casos de corrupción clara y simple. Las cosas se embarran y se amontonan, de forma que un caso de corrupción se enlaza con otro de tal manera, que no hay por donde deshacer la madeja que se ha formado entre unos y otros. “Perro no come perro”. Esa es a mi juicio la situación. “El que puede levanta peso”.

Y se lanzan todos como un solo hombre a sacar las lacras de la Iglesia cristiana (En España la Católica), con el fin de esparcir una nube de humo sobre las demás lacras que sumen en la ruina y la desesperación a muchas personas que, de ciudadanos normales, se tornan todos en infractores de la ley, y al que la guarda y la respeta le llaman tonto.

Aquí viene a cuento lo que decía el gaucho Martín Fierro con su peculiar lenguaje:

La ley es tela de araña,  
en mi ignorancia lo explico,
no la tema el hombre rico,
y no la tema el que mande,
pues la rompe el bicho grande
y sólo enrieda a los chicos.

Es la ley como la lluvia,
nunca puede ser pareja,
el que la aguanta se queja,
más el asunto es sencillo,
la ley es como el cuchillo,
no ofiende a quien lo maneja.

Le suelen llamar espada
y el nombre le sienta bien,
los que la manejan ven
en dónde han de dar el tajo,
le cae a quién se halle abajo,
y corta sin ver a quién.

Hay muchos que son doctores,
y de su ciencia no dudo,
mas yo que soy hombre rudo,
y aunque de esto poco entiendo
diariamente estoy viendo
que aplican la del embudo.

José Hernandez   (Martín Fierro)

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